
crackle… estática… suave zumbido de vinilo…
Estás escuchando Deadwave Radio… donde la estática tiene alma y la noche nunca pierde el ritmo.
Acabas de escuchar la canción angelical “Thoughts in My Mind” de Donnie and Joe Emerson. Un tema que rezuma nostalgia. Y hablando de eso… siento un pensamiento dando vueltas en mi cráneo esta noche. Uno que no había reproducido hace rato. No sobre la muerte, no, no… este va sobre renacer. O como me gusta llamarlo, el mejor remix por el que jamás pasé.
Pero primero, juguemos: ¿Cuál es la mejor sensación del mundo?
En mis días humanos, habría dicho: la brisa del amanecer después de tomar malas decisiones… ¿Pero ahora? Nada y digo nada, se compara con la primera vez que me mordieron.
Sí, sentimental para un DJ curtido. Pero dame el tiempo de una rola y te pasaré el disco de cómo llegué hasta aquí.
En los viejos tiempos, cuando aún tenía pulso, no estaba pinchando vinilos. Atendía quejas de oyentes en la FCC.
Durante años estuve en una oficina sin ventanas escuchando todo tipo de queja sobre la ‘decadencia moral de la música moderna’. Desde viejas prunes de los 60 indignadas por las guitarras eléctricas, hasta mamás del PTA horrorizadas creyendo que el rock haría que sus hijos se perforaran las orejas y silbaran al cartero.
Soporté todo eso. décadas. Hasta que un día algo… se rompió. Digamos que envié un correo masivo con el asunto: “Los Kinks no arruinaron tu matrimonio, Bárbara”.
Eso no solo me costó el trabajo, me liberó. Así que hice lo que haría cualquier creyente roto y desterrado del poder del ruido: compré un bote que filtraba de alguien en la calle, lo llené de vinilos y zarpé para convertirme en el último DJ pirata de radio.Sin brújula. Sin plan. Solo música, caos y una hielera con cerveza.
Unas semanas después, tostado por el sol y alucinando (spoiler: la cerveza no tiene vitamina C), llegó la tormenta más fea que hayas visto. Después vino el naufragio. Las rocas. El apagón.
Logré remar lo que quedaba de mi barco hasta una isla cercana. Y resultó… ser Porto Morto.
Estaba medio muerto en la arena; quemado por el sol, labios resecos, un pedazo de mi pierna izquierda faltando, susurrando letras al cielo:
“This is the end… my only friend… the end.”
Luego, un crucero gigante llegó a la misma playa unos días después. Afortunadamente, la infección zombirica también desembarcó. Zombis con sombreros de sol llegaron a la orilla como espuma de champaña en una boda maldita.
No pasó mucho hasta que yo también me infecté. Cuando desperté ya no había dolor. Ni aliento. Solo claridad.
Y, ¿sabes qué era lo único que faltaba en esta vida después de la muerte? Un maldito buen DJ.
Así que lo arreglé.
Arrastré lo que quedaba de mi barco hasta la orilla. Atornillé antenas en palmeras. Conecté mi micrófono a una batería de coche antiguo y empecé a transmitir. Resultó que al resto de la comunidad zombie no les molestaba.
Fiestas en la playa iluminadas por la luna. Vinilos rayados reverberando sobre los acantilados. Los muertos moviéndose al ritmo como si nunca hubieran bailado… porque nunca lo habían hecho. Y por primera vez en mi vida —viva o muerta— me sentí escuchado.
Pero entonces llegó la Cura…
Ocurrió durante una rave total en la playa. Música retumbando, ponche de pociones fluyendo.
Y de repente,plop!
Algo frío y afilado golpeó mi brazo. Hubo un sonido, bum‑bum. Golpeaba como un remix mal hecho, fuera de ritmo, demasiado fuerte, indeseado. Me tomó un segundo ubicar el sonido. Luego hice clic: ¡era mi latido!
Con cada golpe, me transportaba de nuevo a mi vida anterior. El escritorio en la FCC. Las pilas de papeles. Ese maldito póster motivacional del gato. Fue terrorífico.
Fue entonces cuando apareció Rotzy, fría como un pepino. Sin palabras. Sin advertencias. Solo hunde sus dientes en mi brazo como si estuviera soltando la aguja en el Lado B del disco.
Y antes de que te des cuenta, esa horrible pesadilla en cubículo desapareció tan rápido como mi pulso.
Volví a estar de pie. Volví al ritmo.
Rotzy, bebé… si estás escuchando; márcame. Aún te debo una mordida de vuelta.
Sabes, si te quedas lo suficiente en esta otra vida empiezas a notar algo:
La muerte… simplifica las cosas.
No más formularios que llenar. No más cuotas que cumplir. No más censura al milagro abarcador que es el rock and roll.
Así que donde sea que estés, pudriéndote bonito en Porto Morto o flotando en tu propia estática rara, espero que encuentres tu frecuencia.
Esa donde dejas de sintonizar lo que ellos quieren… y empiezas a escucharte a ti..
Si eso no es un outro de slow jam, no sé qué lo sea.
Pero suficiente filosofía—es hora de dejar que los Stones digan el resto.
Esto es DJ Ziggy transmitiendo desde el borde del fin… y lo próximo es Jumpin’ Jack Flash por The Rolling Stones
corte a scratch de vinilo → risa resonante → señal se desvanece
¿Sigues aquí? ¿Aún sintonizado?
Entonces tengo noticias para ti, calaverita: tu infección ya comenzó.
Lo mejor que puedes hacer es agregarlo a tu lista de deseos:
Síguenos en nuestras redes sociales para mantenerte al día con el desarrollo de Stay Dead.
Conoce más detalles sobre nuestro juego y los planes para su desarrollo.
© Copyright 2025, Animagic Inc. & Animagic Interactive Ltd.